Pablo Zalba es presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) desde noviembre del pasado año, un cargo que como él mismo defiende «supone un reto apasionante». Y es que, a día de hoy, el entorno financiero está pasando por un momento de nuevos retos y adaptaciones como la irrupción de las plataformas fintech a través de las tecnologías disruptivas, que Zalba califica como el reto «más importante y el que verdaderamente es estructural». Vea más noticias en la revista gratuita Pymes, Autónomos y Emprendedores de elEconomista.es.
Así, Zalba añade que si «la banca sabe adaptarse a ese entorno, puede ser un ejemplo de crisis que se convierte en una oportunidad». También una oportunidad, pero relativa al acceso a financiación, es lo que demandan muchas pymes españolas, una tarea en la que el ICO trabaja como banco público.
¿Cuál es el papel de la banca pública?
Tiene una vocación anticíclica, complementando la actividad de la banca comercial. El papel del ICO es cubrir los fallos de mercado y su valor añadido a corto y medio plazo está en apoyar la financiación de la internacionalización de la empresa y en contribuir a que España sea uno de los principales receptores del Plan Juncker.
¿Sigue siendo la financiación un problema para las pymes?
Hoy la financiación no es el principal problema. Pero hay otros como diversificar las fuentes de financiación y buscar alternativas a la bancaria como el capital privado o las emisiones de bonos. Pero esto no siempre es posible debido al tamaño de las pymes. Y éste es el segundo gran reto al que se enfrentan: ganar tamaño. El tercero es la innovación, por tanto, es importante que las pymes españolas impulsen la inversión en I+D+i para acercarse a los estándares europeos.
¿La caída del Banco Popular va a afectar al trabajo de apoyo a la pyme que realizan?
No debería. Este hecho ha demostrado que la unión bancaria va por el buen camino y que el mecanismo único de resolución ha funcionado. Es verdad que los accionistas, principalmente, han pagado un alto precio, pero es lo que estaba previsto en el mecanismo único de resolución. Aparte de ello, el Popular es uno de los referentes tradicionales de la financiación de pymes y esperamos que ese modelo sea asumido por el Santander. Por su parte, el ICO está preparado para cualquier eventualidad y si surgiera algún problema de financiación de pymes estaríamos como estuvimos en los años de la crisis, aunque creo que el contexto es diferente.
Aunque el ICO no se financia a través de los Presupuestos Generales del Estado, este año la partida destinada a la entidad se ha reducido. ¿Cómo va a afectar?
Su principal fuente son los mercados de capitales. La reducción de la partida se refiere a lo destinado a subsidiación de intereses de las líneas de mediación. Esto se explica por la reducción del saldo vivo, es decir, entre 2007 y 2012 se decidió subvencionar los tipos de interés de una serie de líneas de mediación, pero en 2012, por las circunstancias del mercado, se deja de hacer y, por tanto, todavía estamos subsidiando esas líneas que se mantienen vivas, pero según pase el tiempo, el saldo vivo se reduce.
Uno de los objetivos del ICO es diversificar sus fuentes de financiación, ¿cómo se va a hacer?
Actualmente nos financiamos en emisiones en euros, en dólares, en yenes y estamos analizando también la posibilidad de emitir en el mercado de bonos para inversores extranjeros de China. Así diversificamos nuestras fuentes de financiación y contribuimos a apoyar la internacionalización de la empresa española, ofreciendo financiación en moneda local. En este caso, estamos haciendo un gran esfuerzo en suministrar en diferentes países latinoamericanos y poco a poco ir exportando este modelo a otros Estados. Tenemos por delante el reto asiático y africano.
El ICO también gestiona el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). ¿Cómo va a afectar la actual situación en Cataluña?
Como no tengo ninguna duda de que en Cataluña no va a pasar nada, no va a tener ningún efecto.
¿Qué retos existen desde el punto de vista macroeconómico?
Tenemos que seguir avanzando en la unión económica y, en definitiva, la unión política. De hecho, yo hablaría de la necesidad de culminar la unión bancaria con el fondo común de garantía de depósitos, de seguir debatiendo la posibilidad de crear un tesoro europeo, de dotar a la eurozona de capacidad fiscal propia o de crear la figura de ministro de finanzas a nivel europeo.
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